Hablar de duelo es hablar de dolor, de pérdida. Nunca podemos hablar de ello en abstracto. Hemos de poner el nombre de la persona que ha muerto, conocer su biografía, qué vínculos se han roto, qué aportaba en el seno profundo de cada uno, en el seno de la familia, en el seno de la comunidad…
Entrar en el duelo es entrar en el caos. Nada está en su sitio, ni la paz ni la calma. Todo está confuso y, en lugar de esperanza, chocamos frontalmente con la desesperanza y muy a menudo con un profundo enfado con la vida.
“El duelo es un camino de dolor que hay que cruzar sin quedarse enganchado. Es un aprendizaje con muchos atajos que pueden llevar a callejones sin salida, pero es también un camino de reconstrucción y transformación”
M. Esquerda en "Hablar de la muerte para vivir y morir mejor".
Acompañamos individualmente y en grupo, tanto a niños como a jóvenes y adultos, para ofrecer un espacio donde expresar el dolor y las emociones sin sentirse juzgados.